viernes, 1 de diciembre de 2017

Chopin: Mazurka op 7 No 1


En la obra completa de Chopin, las mazurkas ocupan un lugar privilegiado. A lo largo de su vida, el músico polaco escribió un total de 57 mazurkas, la primera de ellas a los catorce años. Pero solo publicó 47. Las otras diez, consideradas por su autor no dignas de publicación, fueron dadas a conocer por su amigo y colega Julian Fontana en 1858, siete años después de la muerte del compositor. Una cantidad impresionante, sin duda. Si bien gran parte de ellas no supera los cuatro minutos de duración, en conjunto constituyen lo más refinado que escribió Chopin, lo más personal y quizá lo más original.


Aunque con origen en el folklore polaco, las reminiscencias de temas populares que puedan vislumbrarse en las mazurkas de Chopin son escasas. Los temas los ha inventado él mismo, enteramente, conservando los patrones rítmicos y los acentos que, característicamente, van en los tiempos débiles del compás, ternario, sin excepción. A veces, los temas son muy simples pero el genio del polaco logra, siempre, imprimir en ellos un giro personal. Música polaca, sí, pero estilizada, parece haber sido el norte del maestro.

El opus 7
Cinco mazurkas conforman el opus 7, todas vivaces y alegres (porque también las hay serenas y reposadas, en el total de su obra), distinguiéndose por su sencilla brillantez la No 1 en Si bemol. Probablemente fueron compuestas en 1831, quizá en Stuttgart o tal vez ya antes, en Varsovia. La única certeza es que se publicaron en Leipzig, en 1832, no mucho después de que el maestro se hubiera instalado en París, una ciudad inquieta que todavía no se repone de los alzamientos de julio del año anterior. Allí pasará los siguientes dieciocho años de su vida.

Mazurka No 5, opus 7 No 1 en Si bemol mayor
Con apenas poco más de dos minutos de extensión, esta pequeña joya abre con una melodía de amplio rango que, iniciada en la "dominante", provoca la sensación de venir desde algún otro lugar, de ser la continuación de una pieza que ya había comenzado. La melodía se repite, con un persistente acento en el segundo tiempo de cada compás. Luego, una sección nueva aporta el necesario contraste (0:31). Este esquema, melodía principal y contraste (nuevo cada vez) es replicado tres veces, hasta su cierre, abrupto y sin adornos, como el maestro estimó que debía ser.

La versión es del pianista polaco Krzysztov Ksiazek, durante su participación en el Concurso Internacional Chopin de Varsovia, año 2015.


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