lunes, 23 de febrero de 2015

Chopin: Rondó a la mazur, opus 5



Algunos estudiosos elucubran con que Chopin tenía especial predilección por el número cuatro, pues compuso cuatro baladas, cuatro scherzos, cuatro impromptus, y cuatro rondós. Pero habrá que atribuirlo a la pura casualidad porque junto a este recuento innegable están los veinte nocturnos, los veintisiete estudios, los catorce valses, los veintiséis preludios, las cincuenta y siete mazurcas y un larguísimo etcétera que nada tiene que ver con la mentada cifra.

Chopin (1810 - 1849)
París, 1832: nocturnos antes que rondós
Pero también es cierto que al menos en lo que toca a la producción de rondós, Chopin escribió el cuarto y último de ellos en 1832, cuando solo tenía 22 años. Recién establecido en París, es probable que su público, el de los salones de la naciente burguesía y desfalleciente aristocracia, antes que formas musicales típicamente "clásicas", haya celebrado con mayor entusiasmo sus más melodiosos y novedosos nocturnos o preludios, con los que a la vez Chopin iba asentando su personalidad musical más genuina en la composición de piezas de carácter íntimo.

Rondó a la mazur op 5 en Fa mayor
El rondó a la mazur (es decir, al estilo de una mazurka, danza típicamente polaca) es el segundo rondó escrito por Chopin. Para la fecha, 1826, el autor tenía dieciséis años, vivía con sus padres y hermanas en Varsovia y estaba por rendir su maturitas –examen en latín para convertirse en bachiller– que le va a abrir las puertas de la universidad, o del Conservatorio. Chopin preferirá esto último. En el Conservatorio de Varsovia recientemente fundado tomará clases de armonía, contrapunto y composición, porque su maestro de piano, el violinista y clavecinista Wojcieh Zwyny, ya no tuvo más que enseñarle cuando Chopin cumplió doce años.

Publicada en 1827, la pieza está dedicada a su alumna la condesa Alejandrina de Moriolles. (Sí. Chopin tenía alumnos a los dieciséis años). Bastante exigente, presenta dos temas contrastantes, vivo y gracioso el primero sobre el ritmo de mazurka, tranquilo y cantabile el segundo (1:35). Cierra la pieza un final brillante.

La versión es del pianista búlgaro Evgeny Bozhanov, durante su participación en el Concurso Internacional Chopin, en Varsovia, el año 2010.


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