sábado, 23 de enero de 2016

Brahms: Danza Húngara N° 1



En mayo de 1863, Johannes Brahms se había instalado definitivamente en Viena, proveniente de Hamburgo, su ciudad natal. La ciudad le encantó al punto de hacer de ella su segundo hogar, donde vivió hasta su muerte. Convertido por esos años en un músico de renombre, las giras por Europa se multiplicaron. A fines de 1868, en compañía de Clara Schumann, a quien amaba tan intensa como inconfesadamente, inició una serie de presentaciones que comenzaron en noviembre en la misma ciudad, y que llevó luego a la pareja hasta Inglaterra y Holanda. La gira terminó en abril de 1869, con resultados satisfactorios para ambos. Para Clara, por los ingresos percibidos. Para Brahms, por haber tenido la oportunidad de viajar con su amor inconfesado y haber hecho música a su lado durante seis meses.

Danzas húngaras
Terminadas ese mismo año de 1869, constituyen un conjunto de 21 danzas basadas mayormente en temas húngaros. De breve extensión, forman parte de las obras más populares de Brahms, y quizá de aquellas que le rindieron mayor beneficio económico, si bien solo las danzas Nos 11, 14 y 16 son enteramente originales. De hecho, la danza No 5, la más popular de todas, está basada en unas czardas de autor con nombre y apellido que Brahms, equivocadamente, pensó eran parte del folclore tradicional.

Arreglos
En su origen, Brahms escribió las 21 danzas como piezas para piano a cuatro manos, aunque poco después hizo de las diez primeras arreglos para piano solo. De todas ellas se han hecho arreglos para una gran variedad de instrumentos o grupos orquestales, formato este último en el que son mayoritariamente conocidas. El mismo Brahms hizo arreglos orquestales para las piezas No 1, No 3 y No 10. Y un buen número de diversos compositores han participado también en ello, señaladamente Antonin Dvorak, por los arreglos de las últimas piezas que, dicho sea de paso, le habrán servido de inspiración para sus propias Danzas Eslavas.

Se presentan aquí las dos versiones de la Danza Húngara No 1, la original para piano a cuatro manos, con las pianistas Khatia Buniatishvili y Yuja Wang, y a continuación la versión orquestal a cargo de la Sinfónica de Gotemburgo dirigida por Gustavo Dudamel.


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