viernes, 5 de diciembre de 2014

Brahms: Seis piezas para piano, Op. 118



Clara Schumann quedó viuda a los 37 años. A partir de entonces debió cuidar y alimentar sola a ocho hijos.
Johannes Brahms, entonces de 23, va a permanecer a su lado, figuradamente, hasta la muerte de Clara, en 1896. Durante cuarenta años mantendrán una nutrida correspondencia. Johannes, ofreciendo su amor revestido de afecto fraternal con la esperanza viva de que algo se concrete. Clara, afectuosa, pero manteniendo la distancia justa que no conduzca al alejamiento del amigo fiel que cuidó de su amado Robert los dos últimos años de su vida.

Clara Schumann (1819 - 1896)
Clara, pianista excepcional
Clara necesitaba apoyo, desde luego, pero resolvió su desamparo trabajando. Pianista excepcional de la talla de Liszt o Thalberg, no obstante su condición de concertista mujer situada en la médula del siglo XIX, pudo realizar una labor profesional activa ofreciendo clamorosos conciertos a lo largo y ancho de Europa, muy bien remunerados.

Brahms, un compañero
De modo que el aliento de Brahms no contempló ninguna dimensión económica sino que se expresó sencillamente en la palabra amiga que ayudaba a superar los estados de abatimiento, y acaso algo más, cuando ambos decidieron sustituir el pronombre Sie (usted) por el más familiar du (tú) en la correspondencia, y Brahms comenzó a dedicar a Clara parte de su obra.

Seis piezas para piano, opus 118
Un total de trece trabajos, de diverso género, dedicó Brahms a Clara, en el lapso de cuarenta años. En 1892, en una etapa de plenitud del compositor, cinco años antes de su muerte, ofrendó a Clara la que será su penúltima obra para piano solo, las Seis Piezas del Opus 118. Dueño absoluto de su arte, el autor ha vuelto a las pequeñas formas, y a la riqueza intimista del timbre único y tan amado del piano, sin aspavientos. Quizá el último coloquio, la última confidencia, de Brahms a Clara.

Con el opus 118, más que con cualquier otro conjunto previo de miniaturas, Brahms consiguió una obra que funciona como un todo. Y así se interpreta por lo general, aun cuando la particular belleza de alguna de sus piezas mueva a los intérpretes a ofrecerla como bis en sus presentaciones, como se estila hacer con la segunda de la serie, el popular Intermezzo en La mayor.

La obra contempla cuatro intermezzi, una balada y una romanza:
No. 1. Intermezzo in A minor. Allegro non assaima molto appassionato.
No. 2. Intermezzo in A major. Andante teneramente
No. 3. Ballade in G minor. Allegro energico
No. 4. Intermezzo in F minor. Allegretto un poco agitato
No. 5. Romanza in F major. Andante
No. 6. Intermezzo in E flat minor. Andante, largo e mesto

La versión es del pianista alemán Alexander Lonquich.



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